El endocrinólogo Alejandro García, afirmó en una entrevista reciente que las mujeres obesas reducen en un 4% su fertilidad por cada punto que aumenta su índice de masa corporal. Aquellas que quedan embarazadas tienen un 37% más de posibilidades de padecer un evento cardiovascular.

Aproximadamente el 15% de las parejas en edad reproductiva son infértiles debido al tipo de vida que llevan, los problemas de salud como el sobrepeso, ya que a mayor índice de grasa corporal, hay menos embarazos.

Además, el sobrepeso conlleva problemas hormonales. «La ovulación es el proceso fisiológico que permite la liberación del óvulo por los ovarios en forma cíclica, todos los meses, siendo un mecanismo indispensable para que se logre un embarazo. Las hormonas regulan ese proceso de manera muy precisa, por lo que cualquier alteración puede afectar ese mecanismo tan complejo y delicado manifestándose como infertilidad o alteraciones del ciclo menstrual»

Si la mujer que sufre sobrepeso logra quedar embarazada, tiene un 37 por ciento más de probabilidades de padecer un evento cardiovascular, tal como demostró un estudio realizado el año pasado en Reino Unido, que también reveló que las que eran obesas durante el embarazo o el momento del parto tenían un 35 por ciento más de posibilidades de morir de forma prematura que aquellas que mantenían un peso normal», apuntó.

Conjuntamente con los problemas de sobrepeso, aparecen diversas alteraciones endocrinas pueden interferir en el alcance de un embarazo, como la función de la tiroides, la elevación de prolactina y las alteraciones del ciclo menstrual. Así, se considera que una pareja es infértil cuando después de un año de relaciones sexuales sin protección no se logra el embarazo.

A todo lo antes mencionado, se le suma el síndrome de ovario poliquístico que puede ocasionar complicaciones a la hora de concebir, al igual que la insulinoresistencia.

Si el embarazo no llega, la consulta inicial se debe hacer con el endocrinólogo o el ginecólogo, pero es recomendable que la infertilidad en la pareja deba ser enfocada por un equipo multidisciplinario de gineco-endocrinólogos, nutricionistas y fundamentalmente psicoterapeutas. En una primera consulta se solicitarán estudios hormonales como perfil tiroideo, prolactina, perfil androgénico, glucemia o insulina, dependiendo de cada paciente, y el tratamiento a abordar dependerá de si se encuentra alguna alteración.

05 de agosto de 2015
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