Es una enfermedad neurológica que produce una necesidad de mover las piernas acompañada de sensación de discomfort o dolor en uno o los dos miembros inferiores. Es una enfermedad común pero poco reconocida. Conocé cómo se diagnostica y cómo aliviarla.
Se desconoce su causa. Pero se cree que, en el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), se superponen diferentes causas: entre ellas se asocia a alteraciones en el metabolismo del hierro, a embarazo especialmente en el tercer trimestre debido a las alteraciones en los niveles de hierro y ferritina, problemas renales, neuropatías o trastornos de déficit de atención e hiperactividad, diabetes y enfermedad de Parkinson.
Por otro lado, los especialistas indican que habría una alteración en la dopamina que es una sustancia neurotransmisora encargada de la regulación de los movimientos y esta sustancia depende del hierro para su correcto funcionamiento.
La cafeína y el chocolate incrementan los síntomas del SPI. Se deben evitar los productos que los contengan, incluso té y bebidas cola. En muchas personas también el alcohol incrementa la intensidad de los síntomas por lo que deberían evitarlo.
El SPI se caracteriza por la necesidad imperiosa e irresistible de mover las piernas cuando están en reposo.
- El síndrome puede ser primario, heredado de un familiar o
- secundario a otra enfermedad como diabetes, artritis, insuficiencia renal crónica o anemia, entre otras.
Es habitual que el síndrome primario se dé en miembros de la misma familia. Más del 50% de los pacientes tiene al menos un familiar de primer grado (hermanos, padres o hijos) afectado. Si bien tanto niños como adultos se pueden ver afectados, la incidencia aumenta en personas mayores.
Es más frecuente en mujeres y puede aparecer tanto en adultos como en niños, la edad promedio es 35 años. Es una enfermedad crónica que puede tener remisiones que son periodos donde los síntomas disminuyen y exacerbaciones.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad?
Los pacientes describen sensaciones como si subieran insectos por las piernas, como agua que corre bajo la piel o en las venas, dolor, pinchazos, quemazón. Relatan que no pueden realizar un viaje largo ni permanecer en un cine, teatro o una comida sin tener que levantarse. El reposo o la inactividad precipitan o empeora los síntomas. Levantarse o moverse los alivia así como frotarse las extremidades. Empeora al final de la tarde o a la noche al acostarse. Como consecuencia produce alteraciones del sueño, hipersomnolencia diurna, fatiga. Se afecta la calidad de vida, las relaciones interpersonales, laborales.
En un 80 % se puede acompañar de otros síntomas como movimientos periódicos de las piernas que aparecen durante el sueño y son involuntarios, bruscos, que muchas veces el paciente no se da cuenta que los tiene y si el acompañante.
Tratamientos
Puede ayudar a combatir el SPI una buena caminata, hacer ejercicios, tomar baños fríos o calientes, masajear los miembros, aplicar frío o calor, usar técnicas de vibración, acupuntura, y la práctica de técnicas de relajación (biofeedback, meditación o yoga). Aunque estas medidas son de ayuda, en general no solucionan el problema.
- Si la causa del SPI es el déficit de alguna vitamina o mineral, se indicarán suplementos de hierro, ácido fólico, vitamina B, esto muchas veces es suficiente para reducir o aliviar los síntomas. Este tipo de suplementos sólo se deberían tomar bajo prescripción médica y luego de haber comprobado mediante análisis su carencia.
- Si la causa del SPI es primaria (no hay déficit de vitaminas o minerales), se puede recurrir al tratamiento farmacológico. En los últimos años se ha producido una auténtica revolución en el tratamiento de esta enfermedad, haciendo que en la mayoría de los casos, el cuadro tenga una solución eficaz bajo la utilización de sustancias dopaminérgicas. Una vez eliminadas las molestias, las personas afectadas notan en pocos días una mejoría del sueño y de su calidad de vida.
Consejos prácticos
No luchar contra los movimientos. No se debe intentar suprimir la necesidad de moverse ya que los síntomas pueden empeorar. Hacer ejercicios regularmente puede ayudar con la enfermedad y la sensación de control.
- Comenzar y terminar el día estirándose. Las terapias complementarias pueden ayudar física y emocionalmente con el síndrome. Yoga, tai chi, musicoterapia y acupuntura son algunas de las opciones recomendadas.
- Mantener la mente ocupada. Los síntomas del síndrome pueden verse disminuidos al mantener la mente activa mediante juegos y actividades.
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