Cerebro y corazón tienen una relación simbiótica, no pueden vivir uno sin el otro.  Por lo tanto, cuidar la salud del corazón también beneficia  al cerebro, ya que ambos comparten los mismos mismos factores de riesgo: el tabaquismo, la hipertensión, el colesterol, la obesidad, el estrés, la diabetes. Conocé más en esta nota. 


¿Sabías que el cerebro es el órgano más importante del sistema nervioso?  Por lo tanto, está activo aunque estés dormido. Es esencial cuidar su bienestar y disminuir el riesgo de desarrollar Alzheimer, esclerosis múltiple y otras enfermedades.

Sin corazón no hay cerebro y sin cerebro no hay corazón. El corazón le lleva sangre con oxígeno y nutrientes al cerebro para que despliegue la fabulosa función como una de las estructuras más complejas del universo.

El cerebro tiene una acción directa sobre el corazón. Le envía señales nerviosas que transmiten funciones, como incrementar la frecuencia de latidos, o comunicarle emociones, percepciones y estados de ánimo, como ira, depresión, hostilidad, euforia o alegría. 

Si la relación entre el cerebro y el corazón es amistosa, el corazón no se va a enfermar. Pero si la relación entre el cerebro y el corazón es turbulenta, tumultuosa, se puede enfermar”, sostuvo el médico cardiólogo Jorge Tartaglione (MN 67.502), presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).

Luego señaló que la ira, la bronca, la ansiedad, el estrés, la depresión que gran parte se genera en el cerebro, como las emociones, van a percutir y las va a sufrir el corazón. Las emociones se generan en el cerebro, pero las sufre el corazón”.

-Lo que es malo para el corazón, lo es también para el cerebro:

Un ataque de ira, un estrés agudo como se vive en un partido de fútbol, un ataque terrorista o un terremoto, produce una sobrecarga absoluta de cortisol (la hormona del estrés) y de neurotransmisores (la noradrenalina y la adrenalina), a través de nuestro cerebro que impacta sobre nuestro corazón. Esto puede generar, por ejemplo, que se cierre de forma abrupta una arteria y provocarnos un infarto, dijo el especialista.

-En tanto el estrés crónico va generando como una olla a presión que produce una carga aerostática que lleva a liberar de manera crónica neurotransmisores y hormonas del estrés que impactan sobre el corazón. Por ejemplo, la pérdida de un familiar querido, un divorcio, una crisis socioeconómica, vivir en un barrio desaventajado o incluso la pobreza.

Lo que es bueno para el corazón, lo es también para el cerebro:

-Controlar los factores de riesgo cardiovascular es beneficioso para la salud cerebral.

-Además, el apoyo social, igual que el optimismo, tienen un gran impacto en el sistema inmunológico, cumpliendo un rol protector en el ser humano.

08 de septiembre de 2020
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