Hiperactividad
La hiperactividad aunque menos presente en esta etapa de la vida, se puede transformar en:
– una actividad constante
El Trastorno y Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para la concentración, impulsividad e hiperactividad. Pero los síntomas y el impacto funcional del TDAH no siempre desaparecen al pasar a la edad adulta y el trastorno puede persistir en más del 50% de los casos. Se asocia con un impacto importante a nivel clínico, funcional y de calidad de vida.
Un estudio epidemiológico realizado a nivel internacional en la población general, señala que la prevalencia del TDAH en adultos es del 3,4%. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de estos adultos con TDAH no están diagnosticados.
Se sabe que La prevalencia de de esta patología a nivel mundial es mayor al 10% y es altamente heredable, por ello los antecedentes familiares son indispensables.
El TDAH en adultos es diferente al TDAH en niño. En parte porque hay una notable reducción de la sintomatología hiperactiva respecto al déficit de atención. En el paso de la infancia a la edad adulta, disminuyen los síntomas de hiperactividad que se pueden manifestar en inquietud, mientras que los síntomas de inatención se suelen manifestar en dificultades a la hora de llevar a cabo tareas (cumplir plazos de entrega, centrarse en una tarea concreta…) que pueden afectar su funcionalidad en varios aspectos de la vida.
El diagnóstico en adultos resulta complicado debido a la comorbilidad, es decir, la coexistencia con otras patologías psiquiátricas, ya que los síntomas del TDAH se pueden solapar con los de los otros trastornos como trastorno por abuso de sustancias, trastornos de ansiedad y del ánimo.
Los síntomas más frecuentes, además de la desatención y los olvidos, son los correspondientes a la disfunción ejecutiva: fallas en la organización y planificación de tareas que llevan a la procrastinación y falta de cumplimiento de las mismas con las consecuencias que ello trae sobre la familia, actividades académicas o laborales, explican los especialistas.
Además, según la especialista, «las personas con TDAH tienen aumentado el riesgo de presentar otros trastornos psiquiátricos asociados tales como depresión, ansiedad y trastornos adictivos, pero el principal problema se ve en la secuencia sistemática de fracasos. Las personas con TDAH son capaces e inteligentes pero no logran resultados y esto afecta en forma importante su autoestima, y advierten que antes de aventurar un diagnóstico es fundamental una evaluación interdisciplinaria de psiquiatras, neuropsicólogos, psicólogos, terapistas ocupacionales y neurólogos. A continuación listamos los síntomas:
La hiperactividad aunque menos presente en esta etapa de la vida, se puede transformar en:
– una actividad constante
– horarios sobrecargados
– elegir trabajos que les requiera una mayor ocupación
– pueden convertirse en adictos al trabajo
El déficit de atención, más marcado en esta etapa de la vida, se manifiesta en:
– problemas de atención y concentración
– desorganización e incapacidad para organizar trabajos o tareas
– dificultad para iniciar y finalizar proyectos
– problemas de gestión del tiempo
– facilidad para olvidarse de las cosas
El déficit de atención se manifiesta principalmente en las actividades que requieren un mayor nivel de atención y concentración en el tiempo, y en general, les lleva a ser poco organizados e inconsistentes, por lo que pueden tener más problemas en el entorno laboral.
En cuanto a la impulsividad en la edad adulta, se caracteriza frecuentemente de la forma siguiente:
– terminar las relaciones prematuramente
– cambiar de trabajo constantemente
– carecer de paciencia para distintas actividades
– perder el control
– conducir de forma temeraria (con un mayor porcentaje de accidentes)
– alto número de multas y probables retiradas de carné
– consumo de tóxicos
Los síntomas de impulsividad en la edad adulta tienen un fuerte impacto en la vida familiar, laboral y social.
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