Según la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC), cada año se registran 7.000 nuevos casos de alergia a la proteína de la leche.
Los niños con alguna alergia alimentaria suelen manifestar dos o más síntomas, entre ellos aparecen vómitos, reflujo, diarreas y/o deposiciones con moco e, incluso, puede haber sangrado. La reacción puede también manifestarse a nivel de la piel, incluyendo eczemas, urticarias y/o edemas en labios y párpados, inmediatamente después de la ingesta del alimento que causa la alergia. Con menor frecuencia, algunos menores pueden presentar anafilaxia, una reacción alérgica severa con riesgo potencial de muerte.
En nuestro país, cada año se registran 7 mil casos de alergia a la proteína de la leche, la más frecuente de las alergias en niños con una incidencia del 1% según nacimientos. Otros alimentos que le siguen son el huevo, el trigo y lasoja.
Más allá de las manifestaciones en el cuerpo, los niños, sobre todo los bebés, pueden presentar llanto sin signos aparentes. Por ello, frente a todas las reacciones descriptas, los especialistas sugieren que los padres estén atentos y realicen la consulta con su pediatra, quien enviará a realizar estudios o directamente, ante la sospecha, derivar al paciente con un especialista en alergia o gastroenterología.
Por lo general, la mayoría de los casos de alergia a algún alimento se trata excluyéndolo de la dieta. Los especialistas insisten en la necesidad de diagnosticar los cuadros a tiempo, porque cuanto más tarde se trata la alergia alimentaria, mayor es el riesgo de comprometer seriamente las curvas de crecimiento de los niños.
Entre los factores que incrementan el riesgo de que un bebé desarrolle alergia a algún alimento, se destaca el componente hereditario, la lactancia materna inferior a los 3 meses (por ello, recomiendan que hasta los seis meses se mantenga con exclusividad), consumo temprano de leche de vaca, y nacimiento por cesárea.
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