Una buena oxigenación es vital para todo nuestro organismo, sin embargo, en general respiramos de forma superficial y no obtenemos todo el oxígeno que deberíamos. En esta nota te damos pistas para tomar consciencia de tu respiración y averiguar si quizá estás respirando mal.

¿Cómo afecta a la salud respirar mal?

La mayor parte de la población respira mal y aprovecha solo un tercio de la capacidad pulmonar. Los estudios demuestran que esa mala oxigenación afecta a toda la salud.

Tené en cuenta que en verano respiras peor. El calor hace que el organismo, para mantener la temperatura, tenga que trabajar más y requiera más oxígeno. Además, las altas temperaturas favorecen la acumulación de contaminación, que dificulta la respiración.

Además, la forma idónea de inhalar y exhalar varía en función de qué actividad estás desempeñando, por eso es importante saber cómo respirar según la actividad que estés practicando.

¿Cómo saber si estás respirando mal?

Es importante que tomes consciencia de cómo respiras y presta atención a estas señales:

¿Respirás por la boca? Lo ideal es respirar siempre por la nariz, ya que es la encargada de limpiar y filtrar el aire, humedecerlo y acondicionarlo para que se introduzca en condiciones óptimas por las vías respiratorias. Si lo haces por la boca la calidad de la respiración disminuye. Incluso puede acabar provocando un problema cardíaco, ya que el corazón hace un sobreesfuerzo para funcionar bien.

¿Inhalás con poca profundidad? Si tomás poco aire, el oxígeno que llega a los pulmones no basta. Cuando esto ocurre, la sangre no se oxigena correctamente y los órganos no reciben suficiente energía para trabajar bien. A largo plazo perjudica la capacidad de concentración y la memoria y causa fatiga crónica.

¿No se infla tu abdomen al respirar? Sentáte y poné una mano sobre la barriga y otra sobre el pecho. Si tu abdomen no se infla al tomar aire significa que el diafragma no se mueve. Eso quiere decir que ese músculo (que está entre el tórax y el abdomen) no se aplana para presionar las costillas hacia fuera y permitir que los pulmones se expandan para tomar más aire.

¿Bostezás muy a menudo? El bostezo puede aparecer tras estar un rato respirando de forma superficial. En este caso sirve para “reequilibrar” la respiración. Para saber si te ocurre por ello, fijáte en si tu respiración cambia tras el bostezo.

¿Respirás de forma entrecortada? Se da sobre todo en personas que sufren estrés y puede alterar el sistema nervioso, incluso derivar en una hiperventilación crónica. Entra más oxígeno al sistema respiratorio, pero también se libera menos dióxido de carbono. Puede ocasionar mareos o espasmos musculares. Practicar determinados ejercicios te ayuda a respirar más despacio y calmar la ansiedad.

¿Emitís ruidos al respirar? Pueden alertarte de un estrechamiento u obstrucción de tus vías respiratorias.

¿Elevás los hombros al respirar? Este movimiento involuntario puede servirle al cuerpo para ensanchar la caja torácica y facilitar la inspiración y recogida de aire cuando siente que falta oxígeno.

¿Suspirás sin pensarlo y con frecuencia? Hacerlo de forma lenta y después exhalar el aire de forma repentina también es típico en las personas que no respiran bien.

¿Necesitás estirarte a menudo? Si sentís la necesidad de estirarte continuamente (como si te desperezases) puede indicar que necesitás ensanchar la caja torácica por un momento para permitir la entrada de oxígeno porque respirás mal.

09 de noviembre de 2023
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