A menudo conocida como la “enfermedad de Lou Gehrig”, es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta a las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal.
Las neuronas motoras van del cerebro a la médula espinal y de la médula espinal a los músculos de todo el cuerpo. Con el tiempo, la degeneración progresiva de las neuronas motoras producida por la ELA ocasiona la muerte de éstas. Cuando mueren las neuronas motoras, el cerebro pierde la capacidad de iniciar y controlar el movimiento de los músculos. Debido al efecto progresivo sobre la acción de los músculos voluntarios, los pacientes en las etapas finales de la enfermedad pueden quedar totalmente paralizados.
La ELA fue descrita por primera vez en 1869 por el neurólogo francés Jean-Martin Charcot, pero no fue hasta 1939 que Lou Gehrig atrajo atención, cuando repentinamente se retiró del beisbol tras haber sido diagnosticado con ELA. Es común que la enfermedad ataque a personas de entre 40 y 70 años de edad.
Padecer esta enfermedad limita la vida en forma progresiva y puede afectar varias acciones motoras como caminar, el habla, la deglución y la respiración. Sin embargo, no todos los síntomas se hacen manifiestos. Además, por lo general no se desarrollan al mismo tiempo o en un orden específico.
Los síntomas tempranos pueden ser bastante leves, tales como torpeza, debilidad moderada o habla ligeramente desarticulada, los cuales pueden haber sido atribuidos a una variedad de causas diferentes. Pueden suceder antes de que la persona sienta necesario ir a ver a un médico.
Si bien no existe actualmente una cura para la ELA, los síntomas pueden ser moderados para mejorar la calidad de vida.
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