La dependencia de las drogas ilegales sigue estando en el tope de las adicciones, seguida por las drogas legales (medicamentos), el alcoholismo y la ludopatía, pero las consultas por la adicción a la tecnología o «tecnoadictos» aumentaron en el último año.
En la Red Asistencial Buenos Aires, las tecnoadicciones representan entre el 20% y el 30% de las consultas telefónicas, aunque éstas no siempre derivan en un tratamiento. En tiempos de interconectividad, quizás lo más difícil sea percibir cuándo el uso de Internet pasa a ser una cuestión patológica y no sólo una expresión de las nuevas conductas juveniles.
Los especialistas indican que se transforma en una adicción cuando el uso afecta la vida escolar o laboral de la persona, cuando fracasa en el intento de parar, cuando se aísla, deja de comer, se queda despierto toda la noche para poder seguir conectado. Personas que si se olvidan el celular se vuelven agresivas, buscan wi-fi por todos lados, ahí se produce un estrés tecnológico.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluirá la adicción a los videojuegos, como un problema de salud mental, en la próxima Clasificación Internacional de Enfermedades, esto no sucederá con el uso excesivo de las redes sociales.
Además, los especialistas advierten que el uso excesivo puede no ser un problema para una persona que está diez horas diarias en las redes sociales, pero vive solo y trabaja part-time, aunque sí podría ser un comportamiento adictivo alguien que pasa las mismas cantidad de horas al día, pero tiene un empleo a tiempo completo y vive con el resto de su familia porque, evidentemente, los minutos en social media impactarán en otros ámbitos de la vida.
Para detectar si una persona es o no adicta a las redes sociales, es necesario tener en cuenta seis criterios:
- sensibilidad (pensar en lo que podría estar sucediendo en los social media cuando está desconectado)
- modificación del estado de ánimo
- tolerancia (perder la noción del tiempo de la sesión en estas plataformas)
- síntomas de abstinencia (conflicto y recaída)
- su uso compromete otras actividades de su vida.
Cómo hacer una desintoxicación digital
Para los usuarios que padecen esta compulsión al uso de las redes sociales, se recomienda tomar las siguientes medidas:
Desintoxicación digital en incrementos: para algunas personas es difícil pasar unos minutos sin mirar una pantalla. Incluso lo hacen de manera impulsiva. En este caso hay que avanzar de pequeños pasos: primero, pasar 15 minutos sin tecnología. Con el tiempo, hay que aumentar este período sin chequear las redes sociales hasta acostumbrarse a pasar unas horas sin la necesidad de estar online. Otro truco simple consiste en tener los dispositivos móviles parcialmente recargados. Esto significa que los usuarios deben ser respetuosos al consultar sus dispositivos.
Establecer momentos del día sin pantallas: Uno de los secretos para reducir el uso de tecnología a niveles aceptables es seleccionar ciertos momentos del día para no usar tecnología, por ejemplo, durante las comidas. Otra estrategia es implementar un día libre de pantallas, excepto televisión.
Responder los mensajes en momentos específicos del día: Mirar las notificaciones solo tres veces al día, ahorra mucho tiempo a largo plazo. Deshabilitar las notificaciones automáticas o simplemente cambiar la configuración del volumen a silencio en los dispositivos electrónicos también reducirá la necesidad de revisar constantemente los equipos.
No usar el smartphone como reloj despertador: al usar un despertador estándar se evita la tentación de acceder a las redes sociales justo cuando se va a dormir o se despierta.
Participar en actividades fuera del trabajo donde es imposible o está mal visto utilizar la tecnología: Al practicar deportes, en el cine, el teatro, en los templos y en algunos restaurantes no se permite el uso de smartphones, por este motivo, realizar actividades incompatibles con lo digital o ir a lugares donde la tecnología está mal vista o directamente está prohibida disminuirá automáticamente la cantidad de tiempo de pantalla.
Decir a los colegas y amigos que estás realizando una desintoxicación digital: Revisar los correos electrónicos y los mensajes puede convertirse en un comportamiento casi compulsivo por el temor o la ansiedad de perderse algo importante que esté ocurriendo.
Reducir las listas de contactos: Una forma de perder menos tiempo online es disminuyendo el número de amigos en las redes sociales, dejar de seguir blogs, eliminar aplicaciones no utilizadas y abandonar grupos de WhatsApp que no resultan ser importantes. Además, es buena idea desinstalar videojuegos.
Usar reloj pulsera: Una de las razones más comunes para mirar un smartphone es para chequear la hora. Si este hábito lleva a que las personas chequeen los mensajes recibidos o las redes sociales, será difícil reducir el tiempo de exposición frente a las pantallas.
Aún no hay comentarios en esta nota.