Son varias las horas que pasan los niños frentes a las pantallas. Se ha comprobado que, al superar las 3
horas diarias, aparecen síntomas como visión borrosa, fatiga e irritación ocular, dolor de cuello, sensibilidad
a la luz, mareos y cefaleas. Si las conductas se sostienen con el tiempo pueden llegar a afectar el desarrollo
psíquico y de conducta e incluso los ritmos circadianos, que son aquellos que conforman el reloj biológico humano, regulando sus funciones fisiológicas.
La afectación que surge como la más frecuente es el aumento de la miopía en menores. Esto podría evitarse con actividades de lejos, al aire libre , para que puedan hacer foco a la distancia más allá del que los separa de una tablet o una computadora. Para estos dispositivos, la distancia mínima debería ser de 2 metros, en el caso de la TV y 60 centímetros para celulares. Pero la realidad nos demuestra que esto rara vez se respeta.
En cuanto a lo que hace al ambiente donde los chicos se encuentran, es importante tener una iluminación cálida que se diriga a los objetos en los que enfocan la vista y no de frente a los ojos.
Además de tener estos recaudos, es fundamental llevarlos a que se les realice el chequeo oftalmológico anual y así poder detectar cualquier posible patología.
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