28Oct 2015
Tratar las contracturas con antiinflamatorios puede transformarlas en crónicas

La Asociación Latinoaméricana de Medicina Músculo – Esquelética (LAOM), recomendó combatir las contracturas con analgésicos y no con antiinflamatorios y relajantes musculares como el ibuprofeno, ya que hacerlo puede prolongar las lesiones en el tiempo y transformarlas en crónicas.

El fundador de LAOM Gonzalo Yamauchi Quintian, explicó a Télam»Notamos un aumento en las consultas por contracturas en los últimos años, sobre todo por las malas posturas adoptadas por la tecnología como los celulares, tabletas y computadoras portátiles, que predisponen a la mayor afectación de las distintas cadenas musculares».

El especialista además señaló que «las contracturas musculares son la expresión de sufrimiento del músculo, ya sea por malas posturas o por exceso de uso (sobrecarga muscular) o, en una persona sedentaria, por pequeños excesos que generan sobrecarga».

«Una contractura es una parte del músculo que padece un acortamiento que llamamos banda tensa, por eso cuando nos tocamos sentimos mucha tensión y dureza, que habitualmente es dolorosa. Dentro de la contractura existe un punto gatillo, que es el centro de máximo dolor del acortamiento muscular», apuntó.

Se sugiere elongar a la mañana o a la noche, para que las contracturas más frecuentes que generalmente se dan en el cuello -especialmente en los trapecios-, y en los gemelos -que pueden producir calambres nocturnos-, pueden aparecer por falta de elongación.

«Si no se tratan esas contracturas o ‘síndromes miofasciales’ se ve afectada la calidad de vida y el descanso de las personas. Además con el tiempo un músculo acortado puede generar patología en los tendones, por ejemplo, una contractura de los trapecios puede ocasionar dolores de cabeza», advirtió Yamauchi Quintian. Y aclaró que «en la actualidad está demostrado científicamente que los antiinflamatorios como el ibuprofeno o diclofenac no son la primera línea de tratamiento en los casos de lesiones musculares o tendinosas».

«La inflamación es la primera respuesta del cuerpo en la reparación de lesiones músculo-tendinosas, por lo que inhibirla produce disminución del dolor pero también conlleva a que esas lesiones se prolonguen en el tiempo o se transformen en crónicas», enfatizó.

Yamauchi Quintian afirmó que la primera línea de tratamiento son los analgésicos no antiinflamatorios y los relajantes musculares, y agregó que existen además varias técnicas que ayudan a combatir ese tipo de problemática.

«Los ejercicios de elongación son la primera opción, pero si la persona no logra resolver el problema con los ejercicios existen terapias kinésicas que ayudan a mejorar la postura y las contracturas, como la reeducación postural global (RPG) o la osteopatía, que son elongaciones asistidas por un kinesiólogo», ejemplificó.

Cuando esas terapias no quitan las contracturas, «se pueden realizar técnicas mínima mente invasivas como la ‘aguja seca’, que consiste en pasar una aguja muy fina por el músculo para liberarlo», graficó.

«Esa técnica novedosa muy utilizada en Estados Unidos ya se aplica acá en la Argentina. Se llama ‘Proloterapia’ y consiste en inyectar glucosa (un azúcar natural del cuerpo) dentro del músculo o sobre los tendones para aliviar el dolor», describió. «Cuando la aguja ingresa al músculo y contacta el punto gatillo se genera una respuesta denominada ‘espasmo local’, que produce una contracción instantánea en el músculo para luego devolverle su tamaño normal. Es común padecer molestias hasta 24 horas después del procedimiento, ya que el cuerpo debe adaptarse al nuevo estado», precisó.

El experto comentó que la proloterapia es «una técnica regenerativa que lleva a las lesiones músculo-tendinosas a la normalidad y a la curación».

«En aquellos pacientes con dolor crónico de origen muscular, tendinoso o articular esa técnica es muy efectiva, ya que puede resolver entre el 70 y el 80 por ciento de las lesiones a través de la regeneración de los tejidos», aseguró.

Fuente: Telam

28 de octubre de 2015
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