Omeprazol, lanzoprazol, pantoprazol, esomeprazol o nexium son los nombres que reciben estas drogas, usualmente indicadas para combatir la acidez. Son empleadas por miles de personas durante largos períodos, pudiendo llegar a provocar problemas renales.
Este tipo de fármacos llamados IBP (inhibidores de la bomba de protones) impiden la secreción de ácido gástrico bloqueando la actividad de las células de la pared del estómago.
Según un estudio realizado en Estados Unidos sobre 170.000 personas que consumieron IBP durante 5 años, aumentaron un 28% su riesgo de desarrollar enfermedades crónicas en los riñones y en un 96% de sufrir falla renal.
Además de los efectos secundarios descriptos, estos medicamentos se asocian con impactos más graves, como el aumento en la posibilidad de padecer demencia, aunque por ahora no se haya encontrado una relación causal.
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