Un historial familiar de pérdida auditiva hace que el recién nacido presente un mayor riesgo de padecer sordera. Pero la audición de los bebés se puede monitorizar de cerca de modo que, si existe algún problema auditivo, se puede comenzar el tratamiento lo antes posible. Y si tenés dudas acerca de la capacidad auditiva de tu bebé, háblalo con el pediatra.
En la Argentina, hay un “Programa Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia” según los términos de la Ley Nacional Nº 25.415/2001, que garantiza el acceso de todo recién nacido al estudio temprano de su capacidad auditiva (antes del tercer mes de vida) y al tratamiento oportuno de ser necesario.
Si el bebé no pasa el examen auditivo cuando es recién nacido, no significa necesariamente que presente una pérdida auditiva. Se lo debe reexaminar dentro de los tres primeros meses de vida para confirmar la existencia de dicha pérdida. Si las pruebas siguientes la confirman, los médicos deberían comenzar a tratarla antes de los seis meses.
Aunque tu bebé pase la primera prueba auditiva, es importante asegurarse de que oye bien.
Estas son algunas características del desarrollo auditivo que tu hijo o hija debe alcanzar en el primer año de vida:
-La mayoría de los recién nacidos se sobresaltan o dan repullos al oír sonidos fuertes y repentinos.
-Antes de los 3 meses: el bebé suele reconocer la voz de sus padres.
-Antes de los 6 meses: suele ser capaz de mover los ojos o la cabeza en la dirección del sonido.
-Antes de los 12 meses: suele ser capaz de imitar algunos sonidos y decir algunas palabras como “mamá” o “adiós”.
El riesgo de pérdida auditiva se puede producir porque:
-Nació prematuramente
-Estuvo en la unidad de cuidados intensivos de neonatología
-Recibió medicamentos que pueden ocasionar pérdidas auditivas
-Sufrió complicaciones al nacer
-Padeció frecuentes infecciones de oído o infecciones como la meningitis o el citomegalovirus.
A los niños que parecen escuchar bien, el médico les debería seguir realizando pruebas auditivas normales durante las revisiones médicas. Las pruebas suelen llevarse a cabo a los 4, 5, 6, 8, 10, 12, 15 y 18 años, y en cualquier otro momento en el que exista algún tipo de preocupación al respecto.
Si tenés preocupaciones sobre la audición del bebé, hablá con el pediatra.
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