La respuesta depende de los síntomas que tengas y de la cantidad de ejercicio que hagas. Como sucede con todo en la vida, el ejercicio puede ser beneficioso cuando se hace en su justa medida, pero puede ser negativo cuando es excesivo. Antes de ponerte las zapatillas, leé esta nota.

Si le haces esa pregunta a tu mamá, probablemente te diga que lo mejor es que te quedes en cama hasta que estés mejor. Y si le preguntas a un amigo, te puede decir que lo mejor es hacer ejercicio. En cierta medida, los dos tienen razón.

El ejercicio te puede ayudar a combatir el virus que causa el resfrío o la gripe (influenza) al fortalecer tu sistema inmunológico. Cuando hacés ejercicio, tus glóbulos blancos, encargados de defender tu cuerpo de virus y bacterias, corren más fácilmente por tu torrente sanguíneo y así combaten las infecciones más rápido.

Pero a su vez tu sistema inmunológico necesita que tu cuerpo esté descansado y libre de estrés para poder funcionar mejor.

Las preguntas clave para saber si debes o no hacer ejercicio cuando estás resfriado o tienes gripe, son: ¿cuándo? y ¿cuánto?

¿Cuándo?

Todo depende de los síntomas de la gripe. Es seguro hacer ejercicio cuando tus síntomas son leves y tolerables, como: estornudos, nariz que gotea o está congestionada, dolor de garganta. En cambio, no es conveniente cuando tus síntomas son más fuertes, como: congestión de pecho, tos, malestar estomacal, dolor de músculos, fatiga y fiebre. Especialmente si haces ejercicio cuando tienes fiebre, podés deshidratarte.

La clave está en prestarle atención a tu cuerpo. Cuando los síntomas de la gripe son ligeros y te sientes bien ejercitando, continúa. Pero si te sentís mal a medida que continuás la actividad física, bajále al ritmo o simplemente pará y andá a descansar. Y por el otro lado, cuando los síntomas de la gripe son más fuertes y no tenés ni ánimo de levantarte para ir a la escuela o al trabajo, menos ánimo vas a tener para ejercitarte. En ese caso tu cuerpo está pidiendo reposo y buena alimentación para recuperar las energías.

¿Cuánto?

El ejercicio regular y moderado fortalece tu sistema inmunológico, en compañía de una buena alimentación, suficiente descanso y estar libre de estrés. Se trata da actividades que se hacen mínimo por 30 minutos diariamente o varias veces a la semana, y que son básicamente cardiovasculares como andar en bicicleta, correr, nadar, caminar, patinar.

Pero cuando haces ejercicio intensivo y extremo, los efectos sobre tu sistema inmunológico pueden volverse negativos. El ejercicio excesivo puede disminuir la cantidad de glóbulos blancos, y aumentar las hormonas del estrés (la adrenalina y el cortisol) que a largo plazo pueden debilitar tu sistema inmunológico y hacerte más propenso a enfermarte.

 Si tenés muchas ganas de ir a ese juego de fútbol o de ir al paseo en bicicleta con tus amigos, escuchá a tu cuerpo, o consultá con tu médico, él o ella podrá darte un consejo más acertado tras evaluar tus síntomas.

16 de junio de 2022
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