La enfermedad inflamatoria intestinal es un término que describe una serie de trastornos relacionados con el tracto digestivo, que tienen en común la inflamación. Algunos síntomas son la diarrea, el sangrado rectal, el dolor abdominal, la fatiga o la pérdida de peso. En esta nota te damos consejos para convivir con esta enfermedad de la mejor manera.

La enfermedad inflamatoria intestinal es una enfermedad crónica. Como todavía no existen tratamientos curativos, es muy importante aprender a convivir con ella. Además, si no se trata en forma adecuada, puede generar complicaciones con riesgo de vida.

Factores para su desarrollo:

Una combinación de condiciones ambientales (como la ingesta de alcohol o el consumo de tabaco, el estrés, la dieta, la contaminación atmosférica) con predisposición genética, entre otros, se potencian en un cuadro complejo y pueden generar una crisis.

Diagnóstico: Colonoscopía

La colonoscopia permite la visualización de las lesiones del final del intestino delgado y del colon, y la toma de muestra de tejido o biopsia.

Retraso en el diagnóstico

-El problema radica en que, cuando los síntomas son leves o se pueden atribuir a otras enfermedades, se hace un diagnóstico de forma tardía.

-Esto ocurre menos en las colitis ulcerosas, porque presentan un sangrado rectal que hace que se consulten más precozmente.

-Disponer de un biomarcador en heces como la calprotectina, ha ayudado a reducir el infradiagnóstico.

Consejos dietéticos para los pacientes

No se ha identificado aún ningún alimento que pueda desencadenar o empeorar la actividad inflamatoria. Lo que sí hay son consejos que pueden ayudar a controlar y minimizar sus efectos.

-Durante la fase aguda es importante evitar alimentos irritantes, como los cítricos o el picante.

-Tomar mucho líquido para prevenir la deshidratación, incluso con la administración de un suero oral si las deposiciones son muy líquidas. 

-Evitar comidas abundantes.
-Descansar después de las comidas.
-Cocinar preferentemente a la plancha o al horno.

-Pasada esta fase aguda, se puede comer libremente de todo, con una dieta rica en fibra.

-Evitar aquellos alimentos que el paciente detecte por experiencia propia que no tolera bien. 

-No es necesario evitar los lácteos, salvo en caso de intolerancia a la lactosa o en el momento de una fase aguda. Fuera de esos casos, se recomienda incluir lácteos por el aporte de calcio.

La importancia del ejercicio físico

-Hay estudios que demuestran una mejora significativa en la calidad de vida de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal leve o moderada comparados con pacientes sin ejercicio físico.

-Esta actividad mejora la densidad ósea y reduce la mortalidad.

-La intensidad de los ejercicios debe ser leve o moderada, predominando el ejercicio aeróbico e isotónico.

-Se recomiendan también ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico.

Probióticos y prebióticos

El desequilibrio del microbioma, que es el conjunto de microorganismos que vive en nuestro intestino, se ha relacionado con esta enfermedad. Por ese motivo, se está investigando la recuperación del equilibrio mediante el uso de estos dos productos:

Los probióticos: son alimentos o suplementos que contienen microorganismos destinados a mantener o mejorar las bacterias “buenas” de cuerpo.

Los prebióticos: son alimentos con alto contenido en fibra, que actúan como nutrientes para la microbiota humana y que se utilizan con la intención de mejorar el equilibrio de estos microorganismos. 

La combinación de probióticos y prebióticos potencia sus beneficios.

Por lo tanto, el cuidado en la dieta, el ejercicio físico y la combinación de probióticos y prebióticos puede ayudar en el tratamiento. Siempre tené en cuenta consultar a tu médico ante cualquiera de los síntomas antes nombrados.

26 de septiembre de 2024
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