El cabello siempre ha tenido una connotación social y estética muy importante. El aumento del vello corporal y la alopecia son las consultas más frecuentes en el consultorio dermatológico. ¿Cuáles son las causas y qué factores influyen en la caída del pelo? Te lo contamos en esta nota.

Existe una caída de cabello diaria normal y esperable. Todos los días perdemos entre 25 y 70 pelos, ya que los folículos que componen el cabello crecen y se renuevan. A diferencia de otros mamíferos, nuestro pelo tiene ciclos independientes.

Es importante un diagnóstico certero y temprano para indicar un tratamiento correcto. El interrogatorio detallado, examen físico y tricoscópico (dermatoscopía del cuero cabelludo) son necesarios. Las alopecias, es decir, falta de cabello, se pueden dividir en dos grandes grupos:

Efluvio telógeno

Es un aumento de la pérdida de cabello en fase telógena y puede ser secundaria a una gran cantidad de factores desencadenantes que el médico debe pesquisar. Las causas más frecuentes son: alteración de las hormonas tiroideas, falta de depósitos de hierro suficientes o anemia de otro origen, medicación, cirugías, parto, situaciones de gran estrés físico o psíquico, enfermedades febriles o traumatismos, pérdida de peso, entre otras.

En estos casos, la cantidad de pelo que se cae puede ser contundente, pero se recupera en 6 a 12 meses, siempre es ideal un chequeo médico para evaluar posibles deficiencias. Es una situación reversible, que excepcionalmente puede volverse crónica.

La alopecia androgenética o calvicie común

Afecta alrededor del 50% de los hombres y entre el 10 y el 30% de las mujeres, en especial después de los 50 años de edad, y a los jóvenes en menor medida. Depende de factores hereditarios y hormonas masculinas (andrógenos). Su frecuencia e intensidad aumentan con la edad.

Diagnóstico

La alopecia se caracteriza por una progresiva “miniaturización» de los folículos pilosos del cuero cabelludo y acortamiento de la fase de crecimiento que determina que el pelo crezca cada vez más fino, débil y corto, para luego caer irreversiblemente. En los hombres, suele generar primero las “entradas” y también afecta la zona de la coronilla. En las mujeres la pérdida es en forma difusa en las áreas parietales (calota) con respeto de una fina banda de cabello frontal (las mujeres no tienen entradas). Rara vez, en las mujeres, llegan a encontrarse zonas totalmente despobladas de pelo.

Tratamiento

Existen lociones y medicamentos por vía oral que demostraron ser seguros y efectivos en hombres y mujeres, tratamientos coadyuvantes como mesoterapia, plasma rico en plaquetas y luz led. El médico evaluará qué estrategia seguir según el caso. La mejoría se obtiene tras no menos de tres (y hasta seis) meses de tratamiento.

Complementos para el tratamiento

El lavado: puede realizarse a diario, incluso dos veces al día, si por ejemplo la práctica de deportes lo hace necesario. A no asustarse, el cabello que no cayó en un lavado caerá todo junto en un lavado diferido.

El champú: se recomienda el uso de champúes suaves de uso frecuente, alternando con el champú de tratamiento recomendado por el dermatólogo. También los champúes de PH neutro son recomendables para mantener un pelo más sano.     

La tintura y el gel: los productos de uso externo (como la gomina, las tinturas, los acondicionadores) no intervienen en el proceso de atrofia del folículo, por lo tanto no alteran el curso de crecimiento de pelo. Pero hay que evaluar si generan algún tipo de reacción en el cuero cabelludo como caspa o enrojecimiento.

Los peinados: si implican una tracción (pelo recogido, rayas muy marcadas, etc.) pueden arrancar cabello pero cuando son excesivamente tirantes pueden dañar irreversiblemente los folículos.

El largo: el hecho de tener el pelo corto o largo no afecta la caída, tal vez el llevar el cabello largo generaría más peinado, más tracción y arranque, pero no debería afectar la caída en sí.

Almendras y gelatina: se recomienda su consumo ya que contienen aminoácidos esenciales para su crecimiento.

20 de mayo de 2020
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