La hipertensión, de no ser tratada a tiempo, puede derivar en complicaciones graves para la salud. Sin embargo, las personas que la sufren, salvo excepciones, no tienen necesidad  de restringir sus actividades cotidianas si llevan adelante un buen control. Al cumplir con algunas medidas sencillas, realizadas de forma sostenida, pueden llevar a cabo una vida normal.  En esta nota te damos algunos consejos para controlar esta patología.

La hipertensión puede tener causas desconocidas, pero también puede deberse a la acumulación de grasa en los vasos sanguíneos, situaciones constantes de estrés y angustia, hábitos de vida sedentarios, consumo excesivo de sal, tabaco y alcohol, falta de ejercicio físico o padecimientos del riñón y diabetes.

Ya que el corazón tiene que bombear con más fuerza para mantener constante la circulación en todo el organismo, es probable que genere problemas graves, como infartos o angina de pecho, pero también dolor de cabeza, fatiga, náuseas, vómitos y visión borrosa ocasionados por lesiones y hemorragias en cerebro, ojos, corazón y riñones.

10 cuidados imprescindibles

1. Monitorear la presión regularmente, tratando de que sea siempre a la misma hora y en condiciones semejantes. Es muy útil aprender a medir la tensión o contar con alguien que sepa hacerlo.

2. Practicar una rutina de ejercicio adecuada a la edad. La actividad física favorece la buena circulación sanguínea, ayuda a lograr oxigenación adecuada y contribuye a la eliminación de grasas, además de fortalecer al corazón.

3. Eliminar hábitos dañinos, como consumo de alcohol y tabaco, ya que son estimulantes que aceleran el ritmo cardíaco y favorecen la hipertensión.

4. Disminuir el consumo de sal cuando el médico lo aconseje; esto se debe a que grandes dosis de sodio ocasionan retención de agua, aumentando el volumen de sangre y la fuerza con que el corazón debe bombearla, ocasionando presión arterial alta.

5. Modificar hábitos alimenticios: Incrementar el consumo de legumbres y alimentos ricos en fibra, y reducir el consumo de carnes rojas, ricas en grasas saturadas, sustituyendolas por carnes blancas, sobre todo pescados.

6. Controlar el peso corporal, incluso pequeñas reducciones contribuyen a disminuir los niveles de colesterol y sentirse mejor en términos generales. Limitar el aporte de hidratos de carbono y grasas

7. Regular tensión y estrés, ya que ambos son causales de hipertensión; Procurar una vida tranquila y, de ser necesario, recurrir a estrategias o rutinas de relajación.

8. Respetar estrictamente los horarios y dosis de medicina indicada por los médicos. Nunca abandonar el tratamiento (aunque los valores al tomar la presión hayan vuelto a la normalidad), salvo orden del especialista.

9. Determinar con exactitud los niveles reales de colesterol en sangre, a través de exámenes de laboratorio interpretados por el médico. El exceso de grasa disminuye la capacidad de elasticidad de los vasos y propicia mayor fuerza de contracción del corazón.

10. Acudir periódicamente al médico para seguir la evolución del padecimiento, poder acalarar dudas y obtener nueva información de interés. Durante la visita, se debe informar sobre cualquier circunstancia extraña que pudiera aparecer a lo largo del tratamiento.

06 de mayo de 2020
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