La respuesta inmunológica de un ser humano se desarrolla principalmente durante los tres primeros años de vida, cuando se debe promover el desarrollo de un fuerte sistema de defensas a través de una dieta adecuada, buen descanso y un ambiente amoroso ¿Qué es la microbiota y por qué tiene un rol central en la prevención de enfermedades? Conocé más en esta nota.
El mundo atraviesa una de las pandemias más grandes de la historia y el fortalecimiento del sistema inmune en los niños resulta trascendental para cuidarlos y protegerlos. Durante los primeros tres años de vida, una dieta adecuada, un buen descanso y el fortalecimiento de su sistema neuro-emocional son clave para generar un sistema inmunológico bien equilibrado y reducir el riesgo de contraer alergias e infecciones. Además, los protege contra enfermedades autoinmunes.
Al nacer, el sistema inmunológico del bebé aún se encuentra inmaduro y debe aprender a lidiar con agentes patógenos. El mantenimiento permanente de piel y mucosas y el funcionamiento del sistema inmune consumen mucha energía, nutrientes, minerales y vitaminas del cuerpo, por este motivo la buena nutrición tiene un impacto profundo en la prevención de infecciones.
-La leche materna contiene células del sistema inmune y componentes de la microbiota intestinal maternas (antiguamente llamada flora bacteriana) que se adaptan al intestino del bebé, protegiéndolo. En caso de no contar con lactancia materna, es recomendable administrar una fórmula infantil que presente HMO en la misma concentración que la leche materna, y de esta manera se podrán corregir las alteraciones de la microbiota, estimulando a las defensas y previniendo alergias e infecciones.
-El cerebro de los niños es particularmente sensible al ambiente que los rodea durante la primera infancia. Las experiencias tempranas y la contención afectiva recibida de su entorno, influenciarán en el desarrollo de su cerebro y de sus capacidades mentales.
-Fomentar la capacidad de resiliencia, que es la habilidad que tiene el ser humano en atravesar situaciones adversas y fortalecerse de ellas, es fundamental para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.
-Es importante estar atento a lo que el niño necesita, proponerle actividades de exploración y lúdicas que le permitan conocer e interactuar con el mundo, acompañándolo en este proceso, respetando su autonomía e independencia.
–El sueño es un componente vital para el equilibrio biológico ya que ayuda a la restauración energética y anímica. Un niño de un año debe dormir entre diez y doce horas diarias, mientras que los mayores a 24 meses, diez horas por día.
La alimentación debe ser variada en nutrientes y vitaminas que colaboran en el fortalecimiento de la inmunidad:
Los prebióticos son los encargados de beneficiar a las bacterias presentes en el intestino, que están presentes en alimentos como las bananas, cebollas, tomates, espárragos y componentes integrales. El hierro, además de su rol clave en la formación de la hemoglobina, contribuye al desarrollo cognitivo normal (los niños necesitan un aporte de cinco veces más que los adultos). El zinc, presente en alimentos como carnes, leche, queso y huevo, contribuye a la creación de células nuevas y enzimas necesarias. Las vitaminas C, D y A cumplen un papel muy importante en la función inmunológica, el crecimiento y la defensa de los niños contra las infecciones.
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