13Jul 2015
La auto medicación con antibióticos u otras medicinas puede traer graves consecuencias

En época invernal, cuando nos sentimos mal, es muy común tomar antigripales de venta libre sin preguntarnos sobre sus posibles contraindicaciones y con la creencia de que son inocuos.

Mónica Moghames, miembro del Instituto de inmunooncología Ernesto Crescenti, explicó en una reciente entrevista: «La mayoría de los antigripales, por ejemplo, contiene al menos tres drogas combinadas, y una de ellas suele ser un descongestivo que puede estar contraindicado si el paciente padece alguna patología cardiovascular u otras, por lo que no es recomendable su consumo sin previa consulta.»

Como la mayoría de las enfermedades virales y bacterianas pueden iniciarse con síntomas similares como fiebre, dolor de garganta o de cuerpo, se puede tomar ibuprofeno o paracetamol para controlar estos estados, pero lo aconsejable es consultar con el médico para que realice un diagnóstico adecuado e indique el tratamiento a seguir.

“Si se vuelve una rutina que ante cualquier señal tomemos antibióticos, ayudamos a que las bacterias se vuelvan más resistentes de destruir, ya que hay algunas cepas sobreviven y se multiplican, creando una resistencia que requerirá dosis extras de antibióticos porque los que se tomaron dejarán de funcionar”, explicó Ernesto Crescenti, director de ese Instituto. También dijo que automedicarse con dosis elevadas y sin control puede provocar, con el paso del tiempo, accidentes cardiovasculares o gástricos, entre otros: «El uso indiscriminado de ese tipo de medicamentos provoca que enfermedades ya controladas aumenten tanto en número como en virulencia, por lo que patologías que ahora no suponen ningún problema pueden ser mortales en diez años», advirtió.

Los peligros más frecuentes de la medicación se resumen en:

  • Aparición de toxicidad en forma de efectos secundarios, reacciones adversas e intoxicación.
  • Dependencia o adicción.
  • Interacciones con otros medicamentos. La asociación de medicamentos puede ser peligrosa.
  • Falta de efectividad, por no estar indicados en esa enfermedad, dosis inadecuada o tiempo de administración incorrecto. Esto es especialmente preocupante con los antibióticos de los que se tiende a abusar en casos no indicados (por ejemplo una gripe), creándose mecanismos de resistencia del organismo frente a bacterias habitualmente sensibles.
  • Pueden enmascarar o alterar otra enfermedad dificultando el diagnóstico o facilitando un diagnóstico erróneo. Por ejemplo, el uso habitual de corticoides tópicos en problemas cutáneos en los que no está indicado.
  • Otro dato relevante a señalar es que el consumo de fármacos por cuenta propia aumenta con la edad, con los peligros que entraña la mayor interacción y la sobredosis ya de por sí más frecuente en pacientes ancianos.
  • Existe un grupo de fármacos como son los antibióticos, los antiinflamatorios y los analgésicos donde existe un consumo importante y en muchas ocasiones sin una indicación adecuada.

 

Antes de llegar a la instancia de automedicarse, se debería poner en práctica el “autocuidado” que se basa en la buena alimentación y en la práctica diaria de ejercicios.

13 de julio de 2015
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