Falta de ganas, desmotivación, aburrimiento por hacer siempre lo mismo, más allá del motivo que te lleve a suspender tu entrenamiento, varias son las consecuencias. La intensidad del cambio dependerá del estado físico previo, la actividad que practiques y tu edad conjuntamente con el ritmo de vida.
Si el deporte que haces es moderado y con intenciones de mantener tu salud, no habrá una diferencia radical. Además, la diferencia será proporcional a la edad de la persona.
Ahora bien, para quienes realizan una actividad de alto rendimiento, luego de un mes se puede llegar a perder el 90% de la condición física.
A través de un estudio de la Universidad de Liverpool, 28 corredores demostraron en solo dos semanas cómo se redujo su capacidad cardiorespiratoria, masa muscular esquelética y masa magra total.
Si entramos en detalles sobre lo que experimenta nuestro organismo podemos decir que desciende la tasa metabólica y la capacidad para tomar oxígeno, transportarlo y utilizarlo (VO2).
Interrumpir la actividad física también tiene implicancias en el rendimiento. Por ejemplo, un mes más tarde, vas a tardar al menos 3 minutos más para completar tus carreras.
También en este contexto, las células de los músculos serán más pequeñas, a la vez que crecerán las de grasa, pudiendo generar la sensación de hinchazón. Suben los riesgos de sufrir presión alta, enfermedades cardiovasculares y sobrepeso.
Dicho todo esto, no queremos asustar a nadie, los profesionales resumen: el cuerpo y los músculos tienen memoria, por lo que al recibir nuevos estímulos responderá nuevamente y de forma rápida.
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