Los frutos secos son un grupo de alimentos compuesto por semillas comestibles encerradas en una cáscara dura cuya característica común es ser pobres en agua. Pertenecen a dos familias:
Los frutos secos concentran muchos nutrientes y contienen mucha fibra pero también aportan gran cantidad de calorías. Conocé cómo aprovechar sus beneficios sin que atenten contra nuestro plan alimentario.
Las oleaginosas: plantas de las que puede extraerse aceite de sus semillas o frutos. Aquí se encuentran almendras, avellanas, maníes, pistachos, piñones y nueces.
Las farináceas: plantas cuyas semillas contienen abundante almidón, entre ellas las Castañas de Cajú.
Los maníes, a pesar de ser una legumbre, se consideran un fruto seco debido a que su composición nutricional (hidratos, proteínas y grasas) es similar a la de dicho grupo.
El consumo diario recomendado es de 20 gramos, el equivalente a la cantidad que cabe en el hueco de una mano.
Según datos de la Secretaría de Agroindustria de 2019 el consumo per cápita anual de frutos secos en la Argentina es de 464 gramos, demostrando un protagonismo que va de la mano del aumento en el interés por el cuidado de la salud.
Beneficios
Debido a sus notables propiedades y beneficios se considera a este grupo un súper alimento. Son ricas en fibra, vitamina E, magnesio, fósforo, potasio, hierro, grasas mono y poliinsaturadas. Además, son fuente de fitoquímicos entre los que se destacan los fitoesteroles, los compuestos fenólicos y la arginina.
Quienes consumen frutas secas por lo menos 4 veces por semana tienen cerca de un 40% menos de riesgo de padecer enfermedades del corazón. Esto se debe a que su riqueza nutricional aporta una protección antioxidante que ayuda a:
– Mejorar la circulación.
– Controlar los niveles de colesterol.
– Regular el tránsito intestinal.
– Normalizar la presión arterial.
– Cuidar el funcionamiento cerebral.
Cómo consumirlos
Además de incluirlas en la mesa dulce se pueden consumir a diario en:
– Desayunos o meriendas.
– Incorporálas al yogur, a la mezcla de leche con cereales o simplemente como reemplazo de galletitas o productos de pastelería junto al café con leche o la infusión que bebas.
– Colaciones
– Ingerí un puñado a media mañana o media tarde.
– Almuerzos o cenas
– Incluílas en ensaladas, platos de pastas o verduras, pescados y carnes.
– Agregálas a salsas y guarniciones.
– Aprovechálas como postre.
Para obtener todos sus beneficios, consumílas en estado natural, sin tostar. De lo contrario, pierden los antioxidantes que se encuentran en la piel.
Incluílas con moderación. A pesar de sus beneficios, aportan grasas y son alimentos hipercalóricos -contienen muchas calorías en poco volumen-.
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