El envejecimiento conlleva a una serie de cambios que comprometen el bienestar. La pérdida del gusto o del olfato, los problemas para masticar y deglutir, la falta de apetito, la depresión, pueden causar malnutrición. En esta nota te ofrecemos algunas recomendaciones para tratarla y prevenirla , y así mejorar la calidad de vida.
En el caso de los ancianos, la malnutrición deriva en una disminución de nutrientes relevantes, como las vitaminas C, D y A, el ácido fólico, el magnesio, el calcio y el potasio. En consecuencia, las enfermedades no tardan en aparecer o empeorar. Por tal razón, es fundamental asegurar una óptima alimentación en esta etapa.
El término «adulto mayor» hace referencia a un grupo de la población que tiene 65 años o más. Sin embargo, cada país tiene su propia expectativa de vida. En 2019, por ejemplo, en la Argentina fue de 77 años en promedio.
En cuanto a la malnutrición, la Real Academia Española la define como una condición causada por una dieta inadecuada o insuficiente, o por un defecto en el metabolismo de los alimentos. También hay un tipo de «malnutrición por exceso», relacionada con el sobrepeso y la obesidad. En este caso, debido a una alimentación desordenada y abundante en azúcares y almidones.
La desnutrición como un tipo común de malnutrición
-Calórica. Ocurre por una disminución del aporte calórico.
-Proteica. Se da cuando no se aportan suficientes proteínas a la dieta.
-Mixta o «proteico-calórica».
Causas de malnutrición en el adulto mayor
-Por cambios fisiológicos producto de cambios en el metabolismo con la edad.
-Reducción de la masa muscular, que corresponde a un 1 % anual y es proporcional al nivel de actividad física.
-Por una disminución del gusto por pérdida de papilas y olfato.
– Reducción en la secreción de saliva, lo que provoca dificultad para masticar y deglutir.
-Disminución de la secreción gástrica, que dificulta la absorción de hierro, fólico, calcio y B12.
-Saciedad precoz y estreñimiento.
-Intolerancia a la lactosa.
-Disminución de la absorción de vitamina D.
-Reducción de la absorción del calcio.
-Predominio de las hormonas de la anorexia.
Alteración de ciertas actividades
-Física, falta de movilidad.
-Sensorial, visual, auditiva o de la comunicación.
-Psíquicas, como la depresión, la demencia, la paranoia, el alcoholismo y el tabaquismo.
-Sociales, como la soledad, los bajos ingresos y los malos hábitos dietéticos.
Enfermedades
Especialmente cuando su tratamiento obliga a restricciones de la alimentación y a cambios de hábitos.
-Enfermedades crónicas, como los trastornos cardiovasculares, la artritis, la osteoporosis o la diabetes.
-Alteraciones bucales, como la falta de la dentadura.
-Enfermedades neurodegenerativas, como la demencia senil, el alzhéimer, el párkinson.
-Enfermedades digestivas, como la diverticulosis, la colitis, la gastritis, las úlceras, la diarrea, el estreñimiento.
-Cáncer.
-Hipertiroidismo.
Formas de prevención
Desde la selección apropiada de los alimentos, hasta tener una buena compañía a la hora de comer. Para las personas mayores sanas, una dieta promedio ideal debe considerar:
De un 10 al 15 % de energía a partir de las proteínas.
Del 30 al 40 % a partir de las grasas.
Entre el 50 y el 60 % a partir de los carbohidratos.
Algunas recomendaciones:
-Variedad de frutas y vegetales.
-Aceites vegetales saludables: Aceite de oliva, omega 3 y omega 6.
-Pescado como fuente de proteína. Los peces azules protegen el corazón y tienen efectos antiinflamatorios, mejoran la función del cerebro y la salud visual.
-Consumo de leche descremada y derivados.
-Realzar el sabor con hierbas y especias naturales. Evitar el exceso de sal.
-Consultar al médico para agregar suplementos a la dieta.
-Incluir meriendas
Otras recomendaciones:
-Fomentar el ejercicio.
– Asegurar la ingesta de entre 1,5 a 2 litros de líquidos al día.
-Preparar las comidas de acuerdo a los hábitos culturales y las preferencias del anciano.
-Incentivar su apetito con una presentación atractiva.
-Ante cualquier enfermedad, consultar con el médico o nutricionista.
-Una exposición moderada al sol.
-En caso de desnutrición, adaptar los platos hipercalóricos para que la dieta aconsejada tenga un mayor seguimiento.
La dieta debe ir acompañada con un mejor estilo de vida, que incluya ejercicios, compañía y buenos cuidados por parte de los profesionales de salud. Así los adultos mayores podrán llevar una vejez con dignidad.
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