06Nov 2017
¿Cómo saber si sos hipocondríaco?

La hipocondría lleva mucho tiempo ya en nuestra sociedad. Sin embargo, los profesionales suelen quitarle importancia. Con Google al alcance de cualquiera, los autodiagnósticos son un peligro, más cuando se padecen este tipo de trastornos.

Atentos a esta problemática, el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido elaboró una guía para persona con ansiedad o hipocondría, aquí la compartimos.

1. Te preocupás creyendo que podés tener una enfermedad grave por síntomas corporales que tenés hace no menos de 6 meses.                                                                                                                       

Como sucede con nuestro alrededor, si nos focalizamos en una parte del tiempo y le prestamos especial
atención, es lógico que notemos cosas que antes ignorábamos. Si notamos que lo sentimos «todo el tiempo» entonces, difícilmente se trate de un signo de enfermedad grave. El ejemplo clásico es el dolor de cabeza, que suele representar un signo de estrés.

2. Te angustia la situación.

Son varias las frases que actúan como una muletilla inconsciente para los hipocondríacos. Algunos ejemplos: «un dolor de cabeza como este debe ser algo grave», «no me debe quedar mucho tiempo», «siento que algo está mal,
así que debe ser así».

3. Considerás que estar preocupado repercutió en tus lazos familiares, sociales y laborales.             

La hipocondría cala hondo cuando afecta tu vida normal sin que exista realmente un motivo para pensar negativamente. Es como si sintiésemos una «adicción a estar preocupados», por contradictorio que suene.

4. Permanentemente te estás reexaminando.                                                                                                 

Muchas personas se hacen chequeos de rutina más de lo necesario, sin tener en cuenta que no hay una
manera de estar 100% seguro de que se está bien, por más análisis que nos hagamos. A la hora de conectarnos a internet, intentemos evitar buscar sitios y contenidos que tengan que ver con enfermedades.

5. Descreés de tu médico de cabecera.     

Se responden con que «los médicos pueden equivocarse».

6. Necesitás que tus círculos sociales te afirmen que estás bien, por más que no creas lo que te están diciendo.

Más allá del escepticismo, la palabra de otros puede servir como calmante por un rato.

06 de noviembre de 2017
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